Desde la sexología podemos ayudar a mejorar la satisfacción erótico-amatoria, una las formas en que podemos hacerlo, es rompiendo mitos y creencias erróneas sobre el orgasmo femenino, motivo habitual de consulta en asesoramiento y terapia. Cómo es el caso de esta consulta:
" Querida asesora, tengo 19 años y quería plantearte una duda sobre mi situación. Practico sexo desde los 13 años y desde esa edad he tenido 3 relaciones estables, con apenas transición entre ellas. Podría decirse que soy una romántica empedernida. Pero nunca he tenido un orgasmo practicando sexo vaginal, sin embargo sí practicando sexo oral.¿A qué podría deberse este "problema"? ¿Existe alguna forma de solucionarlo?"
" Querida asesora, tengo 19 años y quería plantearte una duda sobre mi situación. Practico sexo desde los 13 años y desde esa edad he tenido 3 relaciones estables, con apenas transición entre ellas. Podría decirse que soy una romántica empedernida. Pero nunca he tenido un orgasmo practicando sexo vaginal, sin embargo sí practicando sexo oral.¿A qué podría deberse este "problema"? ¿Existe alguna forma de solucionarlo?"
Respuesta:
¡Hola!
Nos comentas
que mantienes encuentros eróticos desde hace unos años y que no llegas al
orgasmo a través de penetraciones vaginales pero sí con caricias bucogenitales.
Cada persona, mujeres y hombres
somos seres sexuados, únicos y diferentes; con una sexualidad propia y
subjetiva; con una erótica peculiar, formada por deseos, gustos, emociones,
fantasías.. ; con nuestra propia forma de hacer en la amatoria; y con nuestras
maneras de relacionarnos en pareja. Somos todos diferentes, y esta
diversidad supone una gran fuente de riqueza. ¿Te imaginas si todos/as
fuésemos iguales… con los mismos gustos, cuerpos iguales, mismos deseos, mismas
formas de besar o acariciar… mismas ideas? ¡Qué aburrido sería! Y qué poco
podríamos aprender de los otros/as…
El terreno
de la erótica y la amatoria, que como te decía, tiene que ver con los
deseos, gustos, sensaciones, placeres, preferencias, atracciones, imaginario,
juegos, prácticas… es un terreno íntimo y personal que vamos
desarrollando a lo largo de toda nuestra biografía. Si usamos una metáfora,
sería como si fuéramos metiendo en una "mochila” de lo erótico,
todas aquellas cosas que nos hacen sentir bien: nuestros deseos y gustos, las
zonas del cuerpo del otro que nos erotizan más y las zonas del propio cuerpo cuya
estimulación más nos hace disfrutar, los ritmos y maneras de contacto piel a
piel que nos producen placer, los juegos y prácticas con los que se disfruta,
las sensaciones y excitaciones y cómo disfrutarlas, los orgasmos y cómo
llegamos a ellos, con qué fantaseamos… Es decir, vamos conociendo qué es
erótico, qué nos es indiferente y qué no nos gusta nada. Cuando se está en
pareja, esa lista de cosas que sabemos sobre nosotros/as mismos/as se une a
la lista de cosas que vamos conociendo del otro u otra, bien porque nos lo
cuente directamente, bien porque lo vamos viviendo en nuestras experiencias
amatorias en común, etc.
Los orgasmos, fisiológicamente
son una descarga de energía consecuencia de llegar al punto más alto de
excitación acumulada, pero desde el punto de vista de la vivencia son una experiencia
subjetiva. Así, podemos decir que orgasmo y placer no son lo mismo,
puesto que puede haber un encuentro placentero, satisfactorio, sin haber tenido
orgasmo, y a la inversa, puede que se llegue al orgasmo y sin embargo nuestra
vivencia sea de ni fú ni fá. ¿Puedes recordar o imaginar un encuentro erótico
en el que hayas disfrutado pero no hayas llegado al orgasmo? ¿Y un encuentro en
el que habiendo tenido un orgasmo, no te haya resultado tan satisfactorio?
En el disfrute de las
sensaciones, de las excitaciones y también de los orgasmos, entran en juego
tanto el cuerpo (los cuerpos que se encuentran y se comparten) y la
mente (las mentes con sus deseos, sus búsquedas, sus emociones, sus
temores, sus preocupaciones…).
La piel es el órgano más grande del cuerpo, y tanto el tacto como los demás sentidos pueden ser una gran fuente de sensaciones placenteras. Si “dibujamos” nuestra piel como un “mapa del placer”, podemos recorrer el cuerpo como aventureros, disfrutando de las sensaciones, excitaciones y demás placeres. Pero si se vive el orgasmo como una meta, un objetivo a alcanzar durante los encuentros eróticos "si o si"... entonces corremos el riesgo de dejar de disfrutar las sensaciones y excitaciones del momento obnubilados/as por querer llegar al orgasmo. Estos es porque tanto las excitaciones como los orgasmos son algo involuntario, es decir, son una consecuencia del disfrute, no vienen cuando se les llama sino cuando nos dejamos llevar...
Se dice a veces que la mujer
puede tener dos tipos de orgasmo, el vaginal y el clitoriano, sin embargo orgasmo
solo hay uno, y éste tiene origen en un centro medular que recibe mensajes
durante la fase de excitación y responde creando contracciones en los músculos
pélvicos y genitales que se expanden al resto del cuerpo. Cada persona tiene
vías de estimulación por las que le es más fácil llegar al orgasmo, pero eso no
hace que sean diferentes tipos de orgasmo.
Estas vías de estimulación erótica se pueden concretar en dos: las conductas y las fantasías, y por supuesto cada una de esas vías tiene posibilidades infinitas, que cada persona va descubriendo y cultivando en sus experiencias en solitario o con compañeros/as de juegos.
La satisfacción no depende tanto del qué o cómo se hace algo, sino de cómo cada persona valore su propia erótica y su amatoria. Hay un factor que suele ser clave para que las vivencias sean satisfactorias: la coherencia
-La coherencia entre lo que se desea hacer y lo que finalmente se realiza,
-La coherencia entre esos deseos eróticos y los valores o creencias morales-religiosas.
Si en los encuentros erótico amatorios se hace lo que se desea y que además se valora como positivo para uno/a mismo/a es cuando la experiencia puede ser realmente satisfactoria. Sin embargo, cuando algo nos gusta, nos hace sentir bien y lo deseamos, pero al analizarlo o pensar sobre ello nos sentimos mal porque quizás no sea cómo ciertas "normas" sociales-morales establezcan, entonces la experiencia subjetiva puede que no sea tan satisfactoria.
Es cierto que hay una jerarquía socio-moral-médica en cuanto a los deseos, las prácticas y los placeres... según la cual algunos son normales o sanos y otros son anormales o patológicos. Pero estas clasificaciones solo atienden a criterios reduccionistas y patologizadores de la realidad humana, diversa y rica, producto de las infinita variedad sexuada.
El hecho de que durante mucho
tiempo se haya hablado (y se hable) de la penetración vaginal como la
práctica más placentera o aquella con la que se ha de llegar al orgasmo, tiene
que ver con cuestiones morales y culturales, pero no con la realidad de los
disfrutes de las mujeres. De hecho, una gran parte de las mujeres llegan al
orgasmo con la estimulación del clítoris, y otra parte (parece que
estadísticamente menor) llega con la estimulación vaginal. Podemos
plantearnos maneras de combinar ambas estimulaciones, vaginal y vulvar (la
vulva son los genitales externos de la vagina, en ella se encuentra el
clítoris). Podemos también pensar en estimular otras zonas del cuerpo mientras
se estimulan los genitales o sin que estos participen. Y animarnos a descubrir
diferentes caricias en las partes del cuerpo que más erotizan. Todas nuestras
experiencias eróticas, tanto las que vivimos en solitario como en compañía de
un compañero/a de juegos, todas pueden ser enriquecedoras.
La variedad de zonas que podemos estimular y cómo hacerlo, así como la diversidad de partes del cuerpo en que podemos ser estimulados y las maneras de hacerlo, solo dependen de cada uno/a, de los dos, de cuán aventurero/a se sea y cuánto dejemos volar nuestros deseos e imaginación. Eso deja un infinito campo de actuación. ;-)
Decía una canción “en la variedad
está la diversión”…
¡Qué disfrutes (disfrutéis) de
vuestras aventuras!
Fuente: Sexóloga Ángela Kethor Soto (Blog“Vidas Sexuadas”)
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